Entrelazados - Capítulo 30

Felipe llegó a la casa de Celeste alrededor de las tres de la mañana. Ella, sigilosa, bajó las escaleras y lo hizo pasar. Ambos subieron a la habitación de la joven y salieron al balcón que tenía allí para que sus padres no puedan oír nada. Por las dudas, cerró la puerta con llave.
Los dos se sentaron en las sillas de mimbre que había en el balcón. Felipe se prendió un cigarrillo. Este gesto le hizo acordar a Bauti aquella noche de la fiesta en el club.
Con una cerveza en el medio y mirando las estrellas, ambos hablaron de su vida. Felipe le contó de sus experiencias en Estados Unidos, sobre la gente que conoció y todo lo que aprendió. Celeste le insistió en que le hable un poco en inglés ahora que lo hacía tan perfecto, pero él no quería acceder.
- Dale, malo, ¡decime algo! ¡Alguna pavada!.
Y Felipe no quería, le daba un poco de vergüenza. Celeste continuó insistiendo hasta que logró su cometido.
- I love you.- dijo él, y se hizo un silencio atroz. Celeste tosió para distender la situación, y tomó un vaso de birra. Estaba tan fría que la hizo temblar. Luego de este acto, le tocó el turno a ella de contar su parte. Fue sincera con él y le comentó lo mucho que le había costado superarlo. También le informó cuando Bautista entró a su vida, lo bien que le había hecho y lo contentos que estaban juntos. Mencionó la muerte de la abuela Haydée y Felipe dejó notar una mirada triste.
- Qué bajón...Pobre pibe. Le pasó de todo.
Celeste asintió, apesadumbrada y decaída.
- Sí, por eso tengo que estar con él más que nunca.
Nuevamente, el silencio se apoderó de la situación y fue Celeste quien decidió romperlo otra vez.
- ¿Qué onda que estas semanas no apareciste? No pensé que...
- ¿Que te iba a dejar de joder tan fácil?.- sonrió Felipe.- Ni ahí. Es que fui a ver a mis tíos a Córdoba.
Celeste se rió debido a que estaba recordando miles de momentos en esa casa de Villa Carlos Paz.
- ¡Qué lindo! ¿Cómo anda tu tío Andy, Norma y los demás?.
A Felipe le agradó mucho la pregunta de Celeste, señal que no se había olvidado de todas las vacaciones que habían pasado allí, donde fueron tan felices...
- Muy bien. Me preguntaron por vos y...No supe qué decirles, claro.
- ¿Cómo que no?.
- Esperaban que fuera con vos.
¡Otra vez los malditos silencios! Cada vez Celeste comenzaba a detestarlos más. Felipe se puso de pie y se acercó al borde del balcón, apoyándose en la baranda.
- Yo no me alejé de vos porque quise, Celes. Yo te propuse venir conmigo y no quisiste...
- Y no, Felipe.- dijo ella, interrumpiéndolo.- ¿Cómo me voy a ir, tan sólo con diecisiete años? Encima no tenía laburo, no había ni terminado el colegio...¡Era ilógico lo que me pedías!.
- Pero yo no tenía opción y lo sabías.
- Sí que la tenías. Podías quedarte acá y estudiar como hacen todos, pero preferiste irte y me dejaste. Me dejaste sola como un perro.- Celeste no hablaba triste, sino que se mostraba fuerte. Ya no le dolía hablar del tema, ya no lloraba.
- No te quise dejar, vos lo sabés muy bien. Sabés los mandatos de mi familia, las obligaciones, lo que me exigieron toda la vida. Conociendo eso, lo tendrías que haber respetado.- retrucó Felipe. La muchacha se levantó de su asiento y se paró al lado de él, mirándolo fijo.
- Vos me tendrías que haber respetado a mí ahora y no aparecerte así, de la nada, metiendo a mi vieja en el medio para que te tire información.
- ¡Te respeté lo más que pude! Desaparecí un año entero de tu vida para que puedas hacer lo que quisieras, para que no estés atada a mí. Lloré todos estos trescientos sesenta y cinco días que no te vi...- las venas de la cara y el cuello de Felipe comenzaban a marcarse, se estaba enfureciendo, pero consigo mismo más que con Celeste.- Hice todo para que seas feliz...
- Mi felicidad eras vos, Felipe.
- ¡Y vos la mía, mi amor!.- dijo él, retrucando todo y tomándola de la cara.- Ahora somos grandes y podemos irnos juntos, morocha.- ¡ese apodo! A Celeste le encantaba cuando Felipe le decía así, era su apodo cuando estaban de novios, "la morocha" y "el rubiecito".- Vine para llevarte conmigo, para que lo intentemos esta vez.- a Felipe se le dibujó una sonrisa en la cara.- Te conseguí con mis viejos un laburo allá, para que puedas estudiar psicología e inglés en las facultades más importantes, las que a vos tanto te gustan...Y vas a aprender el idioma...Y te voy a llevar a Disney, que siempre quisiste conocerlo.
Celeste no sabía cómo reaccionar. No entendía nada de lo que estaba pasando. Quería despertar del sueño en el que estaba, pero pronto entendió que era la realidad...¡Felipe le estaba proponiendo una vida ideal a su lado! ¡Era tan difícil lo que le estaba tocando vivir!.

Macarena y Pache pasaron largas horas en aquel albergue transitorio, festejando sus dos meses de noviazgo. Alrededor de las cinco de la mañana, Maca recibió una llamada de su amiga Vera, la chica de la facultad, preguntándole sobre unas maquetas que había que entregar ese lunes. Como la joven iba a pasar el sábado y domingo en la quinta de sus padres, no podría terminar el trabajo por estar con su familia, así que, luego de ver la última conexión de Macarena en WhatsApp, asegurándose que estaba despierta, la llamó para pedirle ayuda.
Esa noche, Pache estaba con el auto de su padre, Cristóbal, así que podían trasladarse de un lado a otro tranquilamente. Vera no vivía muy lejos del hotel en el que estaban, así que ambos decidieron ir a la casa de ella para ayudarla con el trabajo.
Cuando llegaron, quedaron sorprendidos de lo hermosa que se veía la casa de afuera. Además, según lo que entendió Maca, Vera vivía sola, y mantenía ese hermoso lugar.
Apenas les abrió la puerta, Pache quedó obnubilado ante la figura de la joven. Era más perfecta de lo que Maca había descripto. Esa noche, los ojos de Vera estaban más celestes que de costumbre. Ella no tardó en hacerlos pasar y ofrecerles de todo. 
Pache no pronunció ni una palabra: todavía seguía sorprendido de la figura de la muchacha...Realmente era toda una diosa. Macarena ni se percató de la actitud de su novio, simplemente se limitó a ayudar a su amiga con la maqueta que debían presentar para la clase siguiente del lunes.
Pache observaba a ambas trabajar, y con su mano apoyada en su cachete izquierdo, pensaba en lo mucho que quería a Macarena y lo que le gustaba estar con ella, pero también se odiaba a sí mismo por no tener nunca una mina potra como Vera, porque realmente era muy hermosa...Pero obvio que jamás le daría bola a un tarado como él.
Luego de ayudarla, la pareja de novios se despidió de la muchacha y emprendieron camino a la casa de Maca. Antes de irse, tuvieron relaciones sexuales en el auto del padre de Pache nuevamente, pero él no dejó de pensar un segundo en que en realidad lo estaba haciendo con Vera.

- Vos no podés venir, así como así, proponerme estas cosas, venir a mi casa con una cerveza y...y...¡Ay, Dios, Felipe! ¿Por qué complicás tanto todo?.- dijo Celeste, intentando calmarse. Estaba temblando de los nervios, lo que menos se hubiera imaginado era esta propuesta que, a decir verdad, le atraía mucho...¡pero era bastante descabellada!.
Bruscamente, la morocha sacó las manos de Felipe de su cara, y se dio media vuelta, entrando a su pieza.
- Pará, Celes, no te pongas loca.
- No, no. No es nada con vos, Feli, en serio.
- ¿Entonces?.- preguntó él, dudoso.
- Es que me acabás de romper todos los esquemas. Te pido por favor que...- Celeste tragó saliva.- Que me dejes sola.
Felipe se acercó despacio a ella y la tomó de la cara para darle un beso, pero en ese micro segundo previo a que sus labios se choquen, Celeste se avivó de lo que estaba haciendo y se separó rápidamente de su ex novio.
- ¡No, Feli! De verdad, está todo bien con vos. Pero yo no voy a cagar a Bautista. No me lo perdonaría nunca.
Felipe asintió, algo triste, pero intentó no demostrarlo. Luego, levantó su dedo índice y le hablo a Celeste, mirándola directamente a los ojos.
- Te vas a arrepentir toda tu vida si no decidís bien. Pensá si realmente amás a Bautista o sólo estás con él por lástima por lo que le pasó a su abuela.
Se acercó, le dio un tierno beso a Celeste en la mejilla, y bajó despacio las escaleras. 
Allí quedó la joven: dura, sin poder creer que lo que había dicho Felipe, realmente podía ser cierto.

Rocío abrió sus ojos y apareció en un lugar desconocido para ella. Era una habitación luminosa y fresca, con los muebles de color negro. Estaba recostada en una cama de dos plazas y tapada con una sábana roja. Notó que estaba desnuda, y en el extremo izquierdo del lugar se encontraba su ropa, hecha un bollo y tirada en el suelo. Desde otro ambiente de la casa, escuchó el ruido de una cadena de baño recién jalada. ¿Dónde mierda estaba? ¿Por qué no recordaba nada?. Se levantó con sigilo, temerosa y asustada, y se cambió. Salió de la habitación y vio a un joven en calzoncillos, de espaldas, preparando unas tostadas. Apenas escuchó el ruido de los pasos de la joven, él se dio vuelta.
- Em...Hola.
Rocío lo miró y mantuvo silencio. Aún estaba asustada. Vio su cartera tirada arriba del sillón y la agarró, luego se dirigió a la puerta del baño.
- No es esa la salida.- mencionó el joven.- Es ahí.- señaló la puerta principal.
Rocío asintió en un gesto agradecido y encaminó para irse. Antes de salir, frenó y se volteó a ver al chico nuevamente: era muy lindo.
- ¿Te puedo preguntar quién carajo sos?.
- Justo te estaba por preguntar lo mismo.- el muchacho tomó una remera que estaba tirada por el suelo y se la puso.- Perdón, pensé que tenías para rato, no que te ibas a levantar tan rápido. Bancame.- fue hacia su cuarto a ponerse un pantalón. Aún despeinado y con cara de dormido, volvió al living comedor.- Me llamo Santino. Creo que nos conocimos anoche en el Álamo. No sé cómo, pero terminamos acá.
Rocío de a poco recordó cada vez más, y tuvo imágenes confusas en su mente. Memorizó el primer saludo con él, cómo le había derramado alcohol encima. También se acordó de estar en el auto moviéndose frenéticos, teniendo un sexo apasionante y muy divertido. En ese momento, la rubia se tapó la cara con las manos y dejó caer su cartera a un costado.
- ¡Ay, no!.- gritó.- ¡¿Qué carajo hice?!.
- Eu, tranquila.- Santino intentó calmarla y se acercó a ella, quien lo sacó bruscamente de encima.
- ¡Soltame! ¿Quién te conoce? ¡¿Cómo te vas a aprovechar así de una piba borracha?! ¡Hijo de puta!.- Rocío, enojada, comenzó a pegarle piñas en los brazos a Santino, quien la intentaba sacar de encima suavemente, para no lastimarla. En un momento, el joven se cansó y la tomó fuerte.
- ¡Calmate, nena!.
Rocío irrumpió en un llanto desconsolado y se dejó caer de rodillas, tapándose la cara y despeinándose. Santino, aturdido y sin entender, se quedó parado mirándola. Muchísimas veces había llevado chicas a su casa después de una madrugada de alcohol, pero nunca ninguna había reaccionado de la misma manera que esta mina. 
- ¡Me quiero morir! ¡Me garché a un pibe que ni conozco! ¡Soy una puta de mierda! ¡¡Qué desastre!!.- aullaba la rubia, sin parar.
Mientras seguía sollozando, Rocío miró su celular y comprobó que eran las dos de la tarde...¡Sus padres la matarían! ¡Tenía que irse urgente! Agarró nuevamente sus cosas, se enderezó y abrió la puerta. Santino la siguió.
- ¿Qué hacés? ¡No me sigas!.- gritó ella.
- Te tengo que abrir abajo, tonta.
Rocío bufó y ambos subieron al ascensor, callados y en silencio. Santino no quería quedarse con la duda.
- ¿Cómo te llamás?.
- ¿Qué carajo te importa, salame?.
- Yo Santino.
- Igual no te pregunté.- respondió la muchacha con recelo. Pero al menos ya no era tan desconocido: sabía su nombre, era un avance importante.

El video no tardó en llegar a las manos de Celeste quien, acongojada, llamó a su amiga con preocupación.
- Rocío, ¿qué onda este video que está por todos lados?.
La rubia se encontraba en un taxi camino a su casa.
- ¿Qué video? ¿De qué hablas, Celeste?.- Rocío ya se estaba poniendo histérica, y no toleraba a nadie, sobre todo ahora la incógnita repentina de su amiga.- ¿Qué flasheás?.
Celeste, sin decir una palabra, cortó el teléfono y le mandó el video a Rocío por WhatsApp. La jovencita no podía creer lo que sus ojos estaban viendo: en el video se encontraba ella teniendo sexo con Santino en su auto. Era un sexo explícito, totalmente visible, se entendía a la perfección quiénes eran las dos personas...¡Pero no sólo fue grabado eso! Sino también la previa, todos los actos sexuales habidos y por haber, diversas posiciones, gritos, gemidos...¡todo!. El corazón de Rocío comenzó a latir fuerte, las lágrimas brotaron de su cara enseguida y se sentía ahogada. El taxista le preguntó si estaba bien, y ella se limitó a sonreír falsamente y abanicarse con la mano. Bajó la ventanilla y miró por allí la imagen de la calle: llovía terriblemente, la gente corría en busca de refugio. Casi sin darse cuenta, las gotas golpeaban su cara una y otra vez, hasta que el taxista le indicó que suba el vidrio porque se estaba mojando todo el asiento. Llegó a su casa pero no quiso entrar. Se paró en la puerta y miró al cielo. Siguió llorando mientras el agua la mojaba por completo. ¿En qué se había transformado su vida? Ese video llegaría en manos de todos así como llegó a las de Celeste...

Lo peor que le pudo haber pasado a Lautaro fue ver esas imágenes. Se las había pasado Pache, preocupado, pero también quiso ser sincero con su amigo y mostrarle lo que andaba circulando por todos lados. Ni él, ni el gordo Ale ni Bautista miraron el video por respeto a Lauti, aunque morían de intriga y querían hacerlo, pero antes de cometer ese error, optaron todos por pasárselo y borrarlo. Pache salió sorteado en tener la difícil tarea de mostrárselo a Lautaro.
Apenas comenzaba el video, se la veía a Rocío desalineada, con las medias corridas y el pelo revuelto. Se observaba cómo subía al auto del pibe e instantáneamente comenzaba a besarlo y a practicarse sexo oral mutuamente. Era vergonzoso lo que Lautaro estaba viendo. Le daba más asco que tristeza. No podía creer en lo que se había convertido Rocío, aquella joven que tanto había amado. Ni siquiera hacía el amor de esa manera. Se notaba que no estaba dentro de sus cabales y estaba haciendo cualquiera, pero de ahí a garcharse al primer pibe que se le cruce y encima se filtre ese video por todos lados, no sólo lo hacía quedar a Lautaro como un tarado, sino que también la hacían quedar a ella como una atorranta, cosa que claramente no era. Algo le había pasado a Rocío, no podía ser que se comporte así, no era habitual en ella...¡Si con el único chico que había estado era con Lautaro! No es tan fácil desligarse de la costumbre de estar con alguien para pasar a estar con otro así como así.
Lauti estaba devastado, desanimado y desalentado. Se la pasó llorando todo el sábado, no quiso ver a su familia y tampoco comer. Cada día que pasaba estaba mucho más flaco ya que, desde que había cortado con su novia, no tenía fuerzas para nada. Rocío era la única que podía levantarle el ánimo e incitarlo a estar mejor...Pero ahora ella ya no estaba, ahora tenía que lidiar con su vida solo, por eso decidió comenzar el psicólogo.
Después de dormir una larga siesta, vio por la ventana de su cuarto y aún llovía. Sin embargo, el clima no impidió que tome su bicicleta y salga a andar por ahí, mojándose todo, pero dejando que el viento, el frío y el agua liberen sus ideas y se sienta un poco mejor...Cosa que claramente no logró. En medio del trayecto, se sentó debajo de una casa porque ya era demasiado lo que llovía. Sin darse cuenta, había llegado hasta lo de Pache. Cruzó enfrente, hacia donde estaba su hogar, y tocó timbre.
Allí, su amigo le abrió las puertas sin dudarlo.

Había borrado el contacto de Malena desde aquella vez que ocurrió lo de los golpes falsos donde terminó en la comisaría, pero igual eso no impidió que recuerde cómo terminaba el teléfono de su ex. Por eso, cuando recibió el video, se dio cuenta que era Malena y, sin contestarle, abrió el archivo que le había mandado.
Nicolás quedó boquiabierto con las imágenes del video. Se notaba que no era trucado...Era tan real...Era...¡Era Rocío! ¿Cómo podía ser capaz de algo así? De última a él no tenía que darle explicaciones, pero, ¿tan rápido se había olvidado de Lauti? ¿Dónde quedaron sus insistencias permanentes? Nicolás se desilusionó muchísimo de haber visto lo que vio, pero igualmente no negó que el video lo excitó bastante: siempre le quedaría pendiente, de por vida, haber estado con Rocío...Al menos un beso. 
Nico vio el video una y otra vez, hasta que finalmente decidió hacerle zoom a la cara del joven, que le parecía muy familiar. Sin poder creerlo, y casi sin aire, llamó a Malena.

Cuando vio que Nicolás la estaba llamando, el corazón comenzó a latirle fuerte. Sintió una adrenalina tremenda, y ganas de cortar, pero decidió contestar igualmente.
- ¿Qué querés?.- dijo ella, haciéndose la superada.
- ¿Qué onda eso que me mandaste?.
- ¿El video de la putita de tu novia?.
Nicolás respiró hondo. Su objetivo no era pelearse con Malena, sino saber de dónde lo había sacado.
- Quiero saber de dónde lo sacaste y de dónde salió ese pibe.
- A mí no me pidas explicaciones de nada. Hablá con ella.- sin decir una palabra más, Malena cortó el teléfono.
Este había sido el mejor plan que se le había ocurrido. Le arruinaría la vida a Rocío por completo. Primero, por separarla de Nicolás. Segundo, por haber estado con el nuevo chico que le interesaba: Santino. ¡No podía ser que siempre se meta con los pibes que a ella le gustaban! Parecía a propósito, pero Malena, en el fondo, bien sabía que Rocío no lo hacía a propósito y que ni estaba enterada de su romance fugaz con Santino. De todas formas, decidió filmarlos apenas los vio desde afuera del auto y se ocupó de pasar ese video a todo el mundo.

Luego de haber dormido plácidamente en su cama y una vez que terminó de hablar por teléfono con su amiga, Celeste se sentó en la cama y se puso a pensar en todo lo que había pasado con Felipe aquella madrugada. Las palabras de su ex la habían conmovido bastante, y también la tomaron por sorpresa. Lo que más le impactó no fue la propuesta de irse a Estados Unidos con él, sino pensar si estaba con Bauti porque lo amaba o porque le daba lástima lo que estaba viviendo. Este pensamiento la hizo sentir muy mal y culpable, pero nunca se había dado cuenta de eso hasta que Felipe lo mencionó. Desesperada, y tras saber la situación de mierda que estaba viviendo Rocío, habló en el grupo de las tres amigas por WhatsApp, pidiéndoles reunión de amigas esa tarde, urgentemente.

Pache, luego de la noche maravillosa con Maca, estaba en su casa viendo cómo Lautaro lloraba y Nico puteaba. El gordo Ale sólo se limitaba a comer pochoclos mirando la situación cual película de suspenso y drama.
- Che, media pila...- dijo Pache.- Pongámosle onda...Es sábado, hoy es la fiesta del club.
Lautaro, con los ojos rojos y temblequeando, decidió opinar.
- ¡Yo no voy a ir una mierda a la fiesta del club, boludo! ¿Te parece que estoy de ánimo?.
- Es verdad.- Pache miró hacia abajo, apenado.- Pero quizá venir te hace bien.
Lauti lo pensó seriamente, pero prefirió no prometer nada, capaz a la noche se arrepentía y no quería darle explicaciones a nadie.
- Yo conozco al pibe del video.- dijo Nico, de repente.
Todos abrieron los ojos, asombrados.
- ¿Quién es? ¿Quién es?.- preguntó muy curiosamente el gordo Ale.- ¡Esto es para escribir una novela!.
Pache le dio una cachetada en la nuca a Ale.
- Callate, gordo.
- ¡Ay!.- aulló.- ¡Me dolió, pelotudo!.
Los amigos rieron menos Lautaro, quien aún miraba fijo a Nico esperando una respuesta. El joven respiró hondo.
- Es el pibe con el que estuve esa noche en la comisaría. Se llama Santino. Es un cheto arrepentido, digamos.
- ¡Me estás jodiendo!.
- ¡Qué casualidad!.- dijeron Pache y el gordo Ale al unísono.
Lauti, aún sorprendido, se puso de pie y miró la lluvia por la ventana.
- ¿Estás seguro?.- preguntó, mirando a Nico, quien asintió.
- ¡Qué chico que es el mundo, la concha de su madre!.- gritó Pache.
- ¡La boquita, nene!.- gritó Cristóbal, su padre, desde abajo.
Los cuatro continuaron chusmeando un par de cosas y arreglando algunas cuestiones para la fiesta del club esa noche.
- ¿Bauti irá?.- preguntó Ale.
- ¡Esperemos! Le va a venir bien.- comentó Pache.

Pero la realidad era que Bauti no estaba bien. Pasó todo el sábado tirado en la cama, mirando Prison Break. Esa tarde debía trabajar, pero arregló con un compañero para que lo cubra ya que no podía ni levantarse de la cama. Estaba atareado y le dolía muchísimo la cabeza. Aquella noche que durmió solo extrañó bastante a Celeste, pero más extrañó a su abuela. Mientras miraba un partido de la NBA y comía Twistos, se puso a llorar de manera repentina. Estaba devastado, totalmente triste. ¿Por qué le había tocado una vida tan de mierda? ¿Por qué le pasaban cosas tan feas? ¿Tan mala persona era como para merecer algo así? Sentía que todo lo que tocaba, lo rompía, que nada le podía salir bien. Su hermano era un enfermo adictivo, su novia no tenía vida por culpa de él, su abuela y sus padres fallecidos, el equipo del club no sale campeón hace más de diez años, Independiente estaba jugando mal, Argentina perdió la final del Mundial...¡Todo mal le salió en su vida! Había momentos donde se sentía que daba mala suerte, pero después pensó en el karma, el maldito karma, y comprobó que el famoso "todo vuelve" no era real, porque todo lo bueno que él había hecho toda su vida y lo gran persona que fue con sus seres queridos, solamente le habían asegurado la miseria y la mediocridad...Tan sólo tenía dieciocho años y estaba a cargo de un hermano, que encima era mayor que él, y debía mantener los impuestos de su casa trabajando. No le quedaba otra que hacerlo para sobrevivir, pero él no quería forzar a su novia a vivir lo mismo. Ella era una mujercita con todas las letras, muy buena persona, y siempre lo acompañaba, pero ya no quería darle lástima y se cansó de que, por poco, Celeste también le limpie el culo. Luego de recapacitarlo todo el día, tomó la decisión final.

Las tres amigas se reunieron en la casa de Rocío, ya que no quiso salir por temor a que alguien la vea y reconozca que es la chica del nuevo video que circula por todas partes. Macarena se negó a verlo, pero aún así sintió mucha bronca.
- ¡Igual estuviste re mal! ¡¿Cómo te vas a garchar a uno que ni conocés?!.
Rocío puso una mano en su cara, en señal de fastidio.
- ¡Estaba re borracha, Macarena! ¿Te pensás que sobria lo haría?.- dijo la rubia, enfadada.
- No importa si estabas borracha o no, boluda, lo que importa es que todo el mundo está viendo ese video.- retrucó Maca.
Rocío estaba desesperada, caminando de un lado a otro.
- A ver, pensemos...¿Quién puede tener ese video?.
Las tres jóvenes se pusieron a pensar y cada una fue agregando personas.
- Pache seguro, porque él me lo pasó a mí.- dijo Celeste.
- ¿Vos se lo pasaste a alguien?.- preguntó Rocío.
- No.
- Pero si lo tiene mi novio, ya sabemos que lo tienen todos.- agregó Maca.
- ¿Todos? ¿A qué te referís?.
- Si lo tiene Pache, lo tiene Ale. Si lo tiene Ale, seguro lo vio Bauti. Si lo vio Bauti, se lo pasó a Nico. Y si lo tiene Nico, lo vio Lauti.- agregó Celeste.
Rocío comenzó a golpear su cabeza contra la almohada con fuerza, mientras gritaba descontroladamente. Maca y Celeste se acercaron a sentarla y hacerla entrar en sus cabales.
- ¡Calmate! ¡Ya está! ¿Qué podés hacer? ¡Nada!.- dijo Macarena.
- ¡Qué alentadora!.- Celeste solía retar a Maca por sus comentarios negativos. Luego, tomó a Rocío de la cara y le ordenó el pelo, mientras la sostenía tomándola de los cachetes.- Escuchame una cosa. En dos días la gente ya se olvidó de esto. Lo que importa ahora es que averigües quién carajo lo mandó y que vayas a arreglar las cosas con Lautaro y Nicolás, ¿sí?.- Rocío no respondió.- ¡¿Sí o no?!.- la rubia asintió.
Luego de pensar un plan para que Rocío arregle las cosas con los chicos, le tocó el turno a Macarena de comentarles todo sobre su noche. Sus dos amigas la escuchaban con atención, pero ella pudo notar cómo por dentro pensaban en otras cosas y no se alegraban como siempre. Prefirió hacer caso omiso a su cumple mes con Pache para no ser goma y le pasó el turno a Celeste para contar lo que le estaba pasando.
- Anoche dormí en casa porque lo necesitaba, además extrañaba a mis viejos y todo, porque hace un par de d...
- Andá al grano, Celeste.- dijo Rocío. Si había algo que le fastidiaba, era que se vaya por las ramas...y era algo que solía hacer muy seguido.
- ¡Bueno, che! A lo que iba es que vino, tomamos una cerveza, hablamos un rato y...
- ¡No me digas que te lo garchaste!.- gritó Rocío.
- ¡No, nena! ¿Sos boluda? Si estoy con Bauti...- dijo Celeste.- ¡Dejame terminar!.- la morocha contó toda la noche con Felipe, cómo fue la secuencia y la gran propuesta que le hizo. Sus dos amigas quedaron boquiabiertas.
- Amiga, es lo que siempre soñaste.- dijo Maca, entusiasmadísima.- Las oportunidades hay que aprovecharlas.
- Mal, el tren pasa una sola vez en la vida.- agregó Rocío.
- ¡Paren, che!.- rió Celeste.- No es tan fácil...Está...
- Bauti.- dijeron Maca y Rocío al unísono.
Celeste asintió y miró hacia el techo. Les comentó que no sabía qué hacer. Si se iba con Felipe, eso implicaba volver a estar con él y dejar a Bauti acá, solo, justo ahora, con todo lo que tenía que lidiar. Y ese comentario le dio el pie a Rocío para acotar lo que Celeste tanto temía que le dijeran otra vez.
- Pero, ¿vos estás con Bautista por lástima?.
- Felipe me preguntó lo mismo anoche. A mí Bauti me encanta, chicas, lo amo, me hace re bien y me salvó del pozo depresivo en el que estaba...Pero viene Feli así, tan lindo, tan encantador, con esta propuesta y...Yo no sé qué hacer.
- ¿Hablaste con tus viejos?.- consultó Maca.
Celeste negó con la cabeza.
- Tu vieja es re gamba, boluda, hablá con ella y fijate...Te va a aconsejar mejor que nadie.- acotó la rubia.
- ¿Y ustedes qué me aconsejan?.
- Nosotras queremos que seas feliz.- dijo Maca, tomándola de la mano. Rocío se acercó y entre las tres se abrazaron.
- Por más que vivas en Estados Unidos, acá a la vuelta o en el Congo belga, siempre vamos a ser amigas.- agregó Rocío tiernamente. Contar con el apoyo de sus amigas cambiaría por completo la situación de Celeste.

Santino estuvo todo el día pensando en la noche anterior. No recordaba mucho, simplemente tenía imágenes difusas de estar teniendo la mejor noche de sexo de su vida. Esa rubia era infartante, tenía un cuerpo escultural y unos ojos que te lastimaban la vista con tan sólo verlos fijamente. Luego de haber estado juntos en su departamento, Santino no pudo dormir, optó por mirarla allí, tendida en la cama, desnuda, durmiendo plácidamente. Nunca le había dado tanta paz ver a alguien dormir. Mientras ella estaba inmersa en un sueño profundo, él le acariciaba el pelo, la tapaba para que no tenga frío y le hacía mimos suaves en la cara. Finalmente, cayó en la ficha de que no tenía idea quién era la piba. De hecho, ni siquiera sabía su nombre...Pero aún así le encantaba. Era hermosa...Realmente era hermosa. Optó por no despertarla y dejarla dormir hasta que se levante por su cuenta.
Una vez que ocurrió toda la escena donde hablan, Rocío grita, se presentan y termina todo mal, Santino subió a su departamento y se prendió un cigarrillo. Quiso salir al balcón a tomar aire, pero llovía torrencialmente. Aburrido y sin nada que hacer, llamó a Malena.
- ¡Hola! ¿Dónde te metiste anoche?.- preguntó ella, haciéndose la desentendida. Santino se sorprendió de que no estuviera enojada.
- Perdóneme, bonita. Estaba muy borracho.- dijo él. Si había algo que Santi hacía muy bien, era mentir.
Malena del otro lado sentía una furia inmensa y ganas de mandarlo a la mierda, pero no permitiría que Rocío gane otra vez.
- No pasa nada, de verdad.
- ¿Segura?.- preguntó él, aún extrañado por la actitud de Malena.
- Segurísima.- se hizo un silencio veloz, que rápidamente ella cortó.- ¿Vamos a la fiesta del club hoy a la noche?.
- ¡Cierto que es hoy!.- Santino lo había olvidado por completo.- Sí, sí...Vamos. Te paso a buscar tipo diez, ¿está bien?.
- Buenísimo.- y sin decir nada más, Malena cortó el teléfono, sonriendo maléficamente porque sus planes estaban saliendo a la perfección.


Los cuatro amigos jugaron un partido de play y, alrededor de las siete de la tarde, Pache interrumpió el juego para avisarles que debía bañarse y prepararse para ir al club.
- Pero si la fiesta empieza a las nueve y media, Pache.- dijo Nico.
- Sí, pero el gordo, Maca y Rocío vamos antes.
- ¿Rocío?.- preguntó Lautaro.
- Sí.- agregó Pache con mala cara.- Se junta con Macarena para no ir sola, y como yo la paso a buscar...
- Ya entendimos.- dijo Nico.
- ¡Ah, me olvidé de contarles!.- gritó Pache.- Antes que se vayan...
Los tres se voltearon a mirarlo, ya que estaban yendo hacia la puerta de salida.
- Anoche salimos con Maca, ¿vieron? Porque cumplimos los dos meses.- todos asintieron.- Y después estábamos...Estábamos no sé...- no quería decir que estaban en un albergue.- Estábamos paseando, y una amiga la llamó para que la vaya a ayudar con una maqueta que tienen que entregar el lunes.
- ¡¿Un viernes a la madrugada?!.- aulló Ale.- ¿Está loca esa?.
- Lo que menos me importó fue pensar que estaba loca. No saben lo que era esa mina, chicos, ¡la rompe!.
- ¿Posta?.- preguntaron todos.
- Es una bomba.

Macarena y Rocío decidieron ir juntas a la fiesta junto con Pache, quien las pasaría a buscar en el auto del padre. Se juntaron en lo de la rubia para elegir vestuarios. Finalmente, Macarena optó por un palazo negro, una camisa blanca metida dentro, y en los pies unos sancos negros con tachas doradas. Luego, se planchó el pelo y se delineó los ojos, también agregó rímmel. Realmente estaba preciosa. 
Rocío, como siempre, estaba muy indecisa. Se probó quinientos conjuntos de ropa distintos, pero al final consiguió lo que le gustaba. Se puso una pollera acampanada rosa tiro medio con un top negro que dejaba ver casi toda su panza, un collar dorado de cadenas, y en los pies unas botinetas. Aún no hacía tanto frío como para botas, pero esa noche lluviosa lo ameritaba. No había dejado de lloviznar un segundo, por lo que ni se gastó en plancharse el pelo como Maca...Además, ya de por sí lo tenía lacio.
A las ocho pasó Pache a buscarlas. Cuando lo vio, Maca quedó sorprendida. Estaba vestido con una camisa celeste lisa, un jean oscuro y zapatos negro. Nunca lo había visto tan formal, y eso que no era elegante en absoluto, pero le encantaba el look de su novio.
Luego de subir las tres al auto de Pache, fueron a buscar al gordo Ale. Subieron los equipos que usarían para pasar música, y llegaron al club, para terminar de decorar todo de una vez.

Celeste decidió salir de su look rollinga habitual, y optó por arreglarse, para cambiar un poco y también así sorprender a su novio. Se puso una pollera larga tornasolada gris, un top negro y en los pies unos sancos negros de charol. Estaba realmente divina y podía enamorar a cualquiera, pero, obviamente, sólo le interesaba gustarle a Bautista.
Su padre se ofreció a llevarla a la casa de su novio ya que llovía y, en ese trayecto, Celeste iba pensativa mirando por la ventana y se dio cuenta que Felipe no le había hablado en todo el día...¿Era ese el espacio que le daría para pensar? ¿Era realmente cierto todo lo que decía y le había prometido?.
Lo que más le sorprendió, y a la vez enojó, fue llegar a la casa de su novio y que esté tendido en la cama mirando fútbol, en calzoncillos, todo despeinado y sin afeitar.
- ¡Bauti! ¿Qué hacés? ¡Nos tenemos que ir!.
- ¿Eh? ¿A dónde?.- parecía estar recién levantado.
- ¿Cómo? ¡A la fiesta del club, amor!.
- Ah, ni en pedo. Yo no voy a ningún lado.- luego de decir esto, se tapó con la frazada hasta la cabeza.
Celeste se acercó y le sacó la colcha de encima bruscamente.
- Sí, vos vas a ir. Vamos a ir.
- ¿Qué? ¿Me vas a obligar?.- dijo él violentamente, y se tapó otra vez, sin dejar ver su cara.
Nuevamente, Celeste lo destapó y puso la frazada en el piso, poniéndose encima para que Bauti no la agarre.
- Hace meses que está Pache organizando todo, no podés ser tan mal amigo. Además no podés vivir así, deprimido, y dejarte estar...- Celeste no quería sonar violenta y entendía su situación, pero la realidad era que Bautista la estaba sacando de quicio.
- Dejame, pelotuda. No molestes más.
Las palabras de Bauti eran agresivas, sonaba distante y muy violento. No le gustaba en absoluto a Celeste cómo la estaba tratando, así que optó por decirle bien las cosas una vez más y, en el caso de recibir una respuesta negativa, se iría. La morocha se sentó a su lado y lo miró.
- Justo tenía algo para decirte, pero con esa postura no voy a decir nada.
Bautista se sentó y la miró, alejándose un poco de ella.
- Yo también quiero hablar.- tragó saliva y comenzó con su discurso. No era nada fácil lo que estaba por decir.- Quiero que hagas tu vida en paz, Celeste. Ya fue lo nuestro, no funciona ni va a funcionar nunca, hay mil trabas en nuestra relación.
- ¿Qué?.- ella no podía comprender lo que Bauti le estaba diciendo.
- Nada, eso.- a él se le estaba haciendo un nudo en la garganta, pero debía tragar fuerte y seguir de largo con la explicación.- No te quiero atar a mí y a mis conflictos, mucho menos a mi vida complicada. Recién tenés dieciocho años, no podés vivir ocupándote de un pibe para que no caiga en un estado de depresión.
- ¿Me...?.- A Celeste ya le caían las lágrimas.- ¿Me estás dejando, Bauti?.
Él miró hacia abajo con tristeza, aún seguía haciéndose el fuerte para evitar que todo esto sea más difícil, pero no supo qué contestar ante la pregunta de su novia...O ex.
- Ah...Ya entendí.- dijo ella, poniéndose de pie.- ¿Te creés que no soy capaz de cuidarte, y de estar junto a vos? ¿Te pensás que me cuesta o que hago un esfuerzo inmenso por venir a dormir con vos todas las noches? ¿Te pensás que me gusta verte sufrir? ¿Te pensás que no puedo entenderte?.
- ¡No! No podés entenderme, nunca me vas a entender. Nadie me va a entender.
- Seguramente Pedro sí te entiende, ¿no? Pero como es un drogadicto de mierda no podés tener una puta charla con él...¿Se me tienen que morir mis viejos para entenderte?.- entre lágrimas, Celeste no estaba interesada en si lo que decía sonaba hiriente, era la realidad de lo que pensaba.
Bautista aún permanecía inmute, tomándose las rodillas con las manos.
- No, no entendés nada.
- ¡Sí que entiendo! ¿Te pensás que estoy con vos por lástima, no?.
- Y si seguro es así, no tengo dudas.

- ¡Sos pelotudo!.- Celeste tomó a Bautista de la cara bruscamente, para ponerlo frente a él y mirarse a los ojos.- Si yo me puse con vos es porque me enamoré de lo que sos. Cuando te conocí, después me enteré de tu pasado y aún así lo acepté. Quiero crecer con vos, quiero aprender tus valores, quiero ser, aunque, sea una cuarta parte de lo que sos como persona.

Bautista se estaba derritiendo por dentro, moría de ganas de seguir con ella, de abrazarla, de hacerla suya, pero no podía lastimarla más, no podía atarla a estar a él. El rol de Celeste no debía ser levantarle el ánimo siempre, debía ocuparse también de ella.

- No me dejes, Bauti. No me dejes.- la morocha sentía que su corazón se caía al suelo, que se rompía en mil pedazos. Comenzó a notar cómo le faltaba el aire para respirar, aunque eso sólo estaba sucediendo por dentro suyo. Sentía que los órganos que mantenían con vida a su cuerpo se apagaban y dejaban de funcionar y, cuando quiso recordar todo, ya estaba frente a frente con otra persona.
- Acepto. Me voy con vos, Felipe.
Y desde ese momento, luego de la ruptura y la aceptación del viaje con Felipe, todo cambiaría...

Continuará...